Las Puertas de Notre Dame (3): la Puerta de Santa Ana.

 

La Puerta de Santa Ana, Catedral de Notre Dame de París.

Finalmente, para terminar con esta serie de artículos sobre las puertas de la fachada occidental de la Catedral de Notre Dame, nos vamos a referir a la puerta que está más al sur, la Puerta que lleva el nombre de la madre de la Virgen, Puerta de Santa Ana.

La Puerta de Santa Ana, Catedral de Notre Dame de París.

Aunque su construcción se realizó contemporáneamente a las otras dos puertas, hay una gran diferencia con éstas. Tenemos que fijarnos en la decoración de la misma y podemos concluir que, mientras las anteriores eran claramente de estilo gótico y, por tanto, del siglo XIII o XIV, las esculturas de la Puerta de Santa Ana son anteriores. Estas esculturas pertenecieron a otras iglesias anteriores al siglo XII y su estilo es románico o tardorrománico donde se empiezan a incubar algunos rasgos del futuro gótico.

La puerta  es de arco ojival o apuntado y, al igual que el arco de la Puerta de la Virgen, tiene cuatro arquivoltas que son sostenidas por otras cuatro jambas a ambos lados.

San Marcelo, en el parteluz de la Puerta de Santa Ana, Catedral de Notre Dame de París.

El parteluz de la puerta es más estrecho que los de los otros arcos y en él está representado San Marcelo quien sostiene una lanza que clava sobre el cuerpo de un dragón. La figura es frontal y esquemática, claramente románica.

El tímpano de la Puerta de Santa Ana, Catedral de Notre Dame de París.

El tímpano de la Puerta de Santa Ana, Catedral de Notre Dame de París.

El tímpano cubre todo el espacio que está entre el dintel y el vértice del arco, sin embargo, como se decoró con elementos extraños a esta construcción hubo que hacer una adaptación, creando, a su ver, dentro del tímpano otro arco de mediopunto ligeramente apuntado un poco más bajo que el original. El espacio entre ambos se rellenó con unos motivos vegetales y la figura de unos ángeles.

La Virgen Theotokos. Reyes y obispos la rodean.

En este arco están representadas tres escenas religiosas, superpuestas unas a otras.

En la escena superior está representada una Virgen Theotokos, de tradición aún románica por su hieratismo, frontalidad y ubicación del Niño en el centro de su regazo. La Virgen está solemnemente sentada en un trono bajo un precioso baldaquino con estructuras arquitectónicas que simbolizan la Jerusalén Celestial. A ambos lados hay sendos ángeles turiferarios. En los extremos del tímpano encontramos la figura de un obispo y un escriba y al lado opuesto un rey arrodillado. Se cree que estas últimas imágenes del obispo y el rey pertenecen al siglo VI y se supone que representa al rey Chisdalberto.

El Ciclo de la Natividad.

La escena intermedia de este tímpano tardorrománico revela el Ciclo de la Natividad, con las escenas de la Anunciación, Visitación y Nacimiento de Cristo. Podemos ver a María que está tumbada en una cama de gran riqueza junto a un San José pasivo.

La historia de San Joaquín y Santa Ana.

Finalmente la parte inferior ya es del periodo gótico -del siglo XIII- y lo ocupa un friso con la historia de San Joaquín y Santa Ana.

En ambas jambas podemos ver dos grupos de cuatro figuras representando a reyes y reinas. Todos ellos están situados bajo doselete.

Grupo de reyes sobre las jambas izquierdas de la Puerta de Santa Ana.

Detalle de las jambas izquierdas de la Puerta de Santa Ana.

Grupo de reyes sobre las jambas derechas de la Puerta de Santa Ana.

Detalle de las jambas derechas de la Puerta de Santa Ana.

6 pensamientos en “Las Puertas de Notre Dame (3): la Puerta de Santa Ana.

    • No la conozco pero he visto esto en una página sobre Norte Dame.
      Esta leyenda nos habla acerca de un joven cerrajero, Biscornet, a quién le fue encargada la puerta lateral de la catedral, la cual recibe el nombre de la puerta de Santa Ana. Tal encargo abrumó al cerrajero quien invocó al diablo para pedirle ayuda encomendándole su alma a cambio de conseguir un gran trabajo que le diera el ascenso a maestro cerrajero.

      Así fue como al día siguiente, y con un maravilloso trabajo de forja realizado, Biscornet fue elogiado y alabado por tan arduo trabajo consiguiendo la condición de “Maître”. El diablo apresurado por conseguir el alma pactada del cerrajero no dejó de atormentarlo hasta que éste apareció muerto en su cama en extrañas condiciones.

      Hoy día la puerta de Santa Ana y su maravilloso forjado sigue siendo objeto de especulaciones. En él se podía observar la cabeza de un diablo y un trabajo de extraordinaria precisión difícilmente atribuible a un joven aprendiz y a las rudimentarias herramientas de la época. En el año 1860 la obra de Biscornet fue sustituída, aunque se dice que su alma recorre Notre Dame.

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