Auguste Nicolas Cain, el escultor de los animales.

 

Obras de Auguste Cain en el Jardín de las Tullerías.

El Jardín de las Tullerías es un museo al aire libre. No podía ser de otra forma porque su extensión y belleza da para eso y para más. Además algún mimetismo habría de tomar del célebre Museo del Louvre a cuyas puertas acampa con su colores verdes y sus tonos ocres.

Estos jardines tienen casi cinco siglos de vida más o menos azarosa. En 1564 comenzaron las obras de construcción del Palacio de las Tullerías que, bajo las caprichosas órdenes de Catalina de Medicis, iría acompañado por unos preciosos y extensos jardines de estilo florentino.

«León y leona se disputan un jabalí» (Lion et borne se disputant un sanglier)

El palacio y sus jardines deben su nombre a las fábricas de «tuilles» o tejas, que antes se encontraban situadas en ese lugar. Los jardines se convirtieron en el lugar de celebración de lujosas fiestas en las que los invitados disfrutaban entre los verdes parajes, fuentes y esculturas. En aquella época los jardines se encontraban rodeados por altos muros que protegían la privacidad de la alta sociedad. Sigue leyendo